Acné otoñal: por qué aparece y cómo remediarlo

Acné otoñal: por qué aparece y cómo remediarlo

Los cambios de estación suelen traer aparejadas alteraciones de la piel. La transición hacia el otoño, más notoria en algunas zonas, puede traer consigo algunos desafíos, sobre todo para quienes tienen una piel propensa al acné. La fluctuación de las temperaturas, la acción del viento y la disminución de la humedad en el ambiente conducen a tener más posibilidades de sufrir sensibilidades cutáneas, irritación y una palpable deshidratación, por lo que es fundamental cuidar la piel adecuadamente durante estos meses.

Bien es cierto que el verano es temido por algunas personas con tendencia a pieles acnéicas por tratarse de una época en la que algunos factores facilitan la aparición de granos, como el exceso de sudoración y humedad, que pueden estimular las glándulas sebáceas y mezclarse con las células muertas para obstruir los poros. Sin embargo, durante el otoño también es posible la aparición de acné a cualquier edad, pues la piel necesita adaptarse a las nuevas condiciones climatológicas. Aparte de estos, hay otros factores que contribuyen a la aparición de acné durante el otoño, como las alergias ambientales (algunas pueden provocar una respuesta inflamatoria de la piel) y, fundamentalmente, el estrés que en ocasiones acompaña al campo de estación en el que la merma de horas de luz afecta a la piel de diferentes maneras. Una barrera cutánea desequilibrada tendrá su reflejo en el exterior y el acné otoñal es solamente una de las posibles afecciones.

Es una época en la que la piel tiende a estar más opaca y tirante por la acumulación de células muertas y la deshidratación. Esta última es particularmente problemática en las personas con tendencia a sufrir acné porque se queda dañada la capa protectora de lípidos, encargada de mantener la piel en buenas condiciones. Pese a ello, la producción sebácea se mantiene al mismo nivel que durante el estío y, en combinación con las células secas de las capas más superficiales y algunas bacterias, deriva en la obstrucción de los poros y en el temido brote acneico estacional. Los cambios en la vestimenta, con ropa más de abrigo, pueden irritar la piel y empeorar los granos.

Cabe destacar que una microbiota cutánea sana ejerce de barrera y desarrolla un papel muy importante para la protección del organismo. Esta flora epidérmica (ubicada también en la dermis, pero en menos cantidad), contribuye a la capacidad de regenación de la piel frente a agresiones externas, controla la producción de sebo, alivia las inflamaciones y mantiene unos niveles correctos de agua en el tejido. Si está en desequilibrio, comienzan los problemas.

Mantener la piel en buenas condiciones es posible con prácticas que son de lógica, aunque el ajetreado estilo de vida actual relegue el autocuidado a un segundo plano. Es tan sencillo como comenzar por un estilo de vida saludable, en el que el estrés se mantenga alejado, y siendo constante con rutinas de cuidado en el que la limpieza y la hidratación diarias son los pasos más básicos. A continuación se resumen algunos sencillos consejos:

  • Limpieza suave. Es, posiblemente, el paso más importante en cualquier rutina de cuidado de la piel por la mañana y por la noche, aunque ésta no esté maquillada. Siempre debe hacerse de forma suave y sin frotar. Utilizar productos demasiado agresivos puede provocar reacciones en la piel, además de deshidratación.
  • Exfoliación. Eliminar las células muertas es un paso esencial para evitar que se mezclen con el sebo y las bacterias, y produzcan más brotes. Siempre se debe hacer con exfoliantes suaves para que la piel no responda de forma drástica con irritaciones u otras alteraciones.
  • Hidratar siempre. En ocasiones, el acné es una respuesta del tejido cutáneo a una deshidratación severa. Mantener en condiciones el manto hidrolipídico es la clave en ésta y en todo tipo de pieles para evitar reacciones inesperadas.
  • Sin alcohol y sin comedógenos. Uno de los errores comunes es ‘secar’ los granos con alcoholes. Lo único que se hace es deshidratar la piel y que se acumulen más células muertas, dos de los problemas que pueden contribuir a la aparición de espinillas y puntos negros. Además, en tipos de piel con tendencia acnéica es importante no utilizar ingredientes comedogénicos, es decir, que obstruyan los poros.
  • Cuidar la alimentación. La piel agradece una dieta equilibrada, con alimentos de bajo índice glucémico y sin introducir ultraprocesados.
  • Autocuidado. Tomarse unos minutos al día para cuidarse o descansar la mente sin hacer nada son actividades saludables para mantener el estrés alejado y comenzar con el autocuidado en cualquier aspecto de la vida. Verás cómo tu organismo lo agradece y quienes te rodean, también.

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